LA CRUZ DE
CRISTO
(LA
VINDICACION DE LA CAUSA DE DIOS)
D. M Lloyd
Jones
“Al cual
Dios ha propuesto en propiciación por la fe en su sangre, para manifestación de
su justicia, atento a haber pasado por
alto, en su paciencia, los pecados pasados, con la mira de manifestar su justicia en este tiempo: para
que él sea el justo, y el que justifica al que es de la fe de Jesús.” Romanos 3:25-26. Con el fin de
dirigir su atención a las grandes palabras que se encuentran en el capítulo 3,
versículo 25 y 26, de la epístola de
Pablo a los Romanos, quiero recordarle nuevamente que en muchos sentidos, no
hay versículos más importantes en todo
el alcance y esfera de las Escrituras, que estos dos versículos. En ellos tenemos la afirmación clásica de la gran
doctrina central de la Expiación. Este
es el porqué los consideraremos muy
cuidadosa y detalladamente. Algunos han descrito esto como “El acrópolis de la
fe cristiana”.
Podemos
estar seguros de que no hay nada que la mente humana pudiera jamás considerar,
que sea en alguna manera tan importante
como estos dos versículos. La historia de la iglesia muestra muy claramente,
que estos versículos han sido el medio que Dios El Espíritu Santo ha usado para
traer muchas almas de las tinieblas a la
luz, y para dar a muchos pobres pecadores, el primer conocimiento salvador y su
primera certidumbre de salvación. Déjeme
darle un bien conocido y notable ejemplo e ilustración fuera de la historia. Me
estoy refiriendo al poeta William
Cowper. El nos dice que se encontraba en su cuarto, en gran agonía de su alma,
y bajo una profunda y terrible
convicción. El no podía encontrar la paz, y estuvo caminando de un lado a otro,
casi al punto de la desesperación,
sintiéndose completamente sin esperanza, no sabiendo qué hacer consigo mismo.
Repentinamente,
en completa desesperación, se sentó en una silla frente a la ventana del
cuarto. Había una Biblia allí, así que
él la tomó y la abrió, y así vino a este pasaje y esto es lo que él nos dice:
“El pasaje que encontraron mis ojos fue
el versículo 25 del tercer capítulo de Romanos. Al leerlo, de inmediato recibí
poder para creer. Los rayos del Sol de
Justicia cayeron sobre mí en toda su plenitud. Yo vi la completa suficiencia de la expiación, en la cual Cristo ha forjado
para mi, perdón y entera justificación. En un instante yo creí y recibí la paz del evangelio. Si el brazo del
Dios Todopoderoso no me hubiera sustentado, yo creo que habría sido aplastado de gratitud y gozo. Mis ojos
estaban llenos de lágrimas; este arrobamiento ahogó mis palabras. Yo solamente podía mirar hacia el
cielo en silencioso temor, sobrecogido con amor y asombro”.
Esto fue lo
que este versículo 25 del capítulo tres de la epístola a los Romanos, hizo por
el famoso poeta William Cowper y ha hecho la misma cosa por muchos otros. Déjeme
recordarle otra vez lo que el pasaje dice. Es la continuación de lo que el
apóstol ha estado diciendo en el
versículo 24. Es la gran buena nueva de que ahora es posible para nosotros, ser
“justificados gratuitamente por su
gracia, por la redención que es en Cristo Jesús”. En otras palabras, ahora hay
un camino de salvación aparte de la ley, el cual no depende de nuestra
observancia a la misma. Este es el camino gratuito que es en Cristo.
Dios nos ha
rescatado en Cristo, y estos versículos 25 y 26 explican cómo este rescate ha
tenido lugar. Pero, ¿Por qué tuvo que
pasar algo como esto? ¿Cómo ocurrió algo así? En este capítulo, el apóstol ya ha
considerado dos de las grandes palabras
que explican esto. Ellas son las palabras “propiciación” y “sangre”. Ya nos ha
dicho que la redención adquirida en esta manera, viene a nosotros a través de
la instrumentalidad de la fe.2 Pero el apóstol no se detiene en esto, él dice
algo más. Veamos nuevamente la afirmación: “Al cual Dios ha propuesto en
propiciación por la fe en su sangre, para manifestación de su justicia, atento
a haber pasado por alto, en su paciencia, los pecados pasados, con la mira de
manifestar su justicia en este tiempo: para que él sea el justo, y el que justifica al que es de
la fe de Jesús” (Rom. 3:25-26). ¿Por qué el apóstol continuó hasta decir todo
esto? ¿Por qué no lo dejó en su primera afirmación? ¿Cuál es el significado de
esta afirmación adicional?
Para
descubrir la respuesta debemos considerar una vez más estos términos. El
primero es el término “ha propuesto”. Esto significa ‘manifestar’, ‘hacer
claro’. Aquí está, obviamente, algo que es de vital interés para nosotros, nos lo dice de una vez; que la
muerte del Señor Jesucristo en el calvario no fue un accidente, sino que fue la
obra de Dios. Fue Dios quien “propuso a Cristo” allí. Cuán a menudo la gloria
completa de la cruz es perdida cuando los hombres la sentimentalizan de alguna
manera y dicen: “Oh, El fue tan bueno con el mundo, El era tan puro. Sus
enseñanzas fueron tan maravillosas; y los crueles hombres le crucificaron”. El
resultado de esto es que las personas comienzan a sentir lástima por El,
olvidándose de que El mismo se volvió a las hijas de Jerusalén, quienes
comenzaban a sentir lástima por El para decirles: “...no me lloréis a mí, mas
llorad por vosotras mismas” (Luc. 23:28). Si nuestra opinión de la cruz de
Cristo es tal que nos hace sentir
lástima por El, esto significa que nunca la hemos visto verdaderamente.
Es Dios
quien le “ha propuesto”. No fue un accidente, sino algo deliberado. De hecho,
el apóstol Pedro predicando en el día de Pentecostés, dijo que todo había
pasado por el “determinado consejo y providencia de Dios” (Hech. 2:23). Dios le “ha propuesto”.
Este
término también enfatiza el carácter público de la acción. Es un gran acto
público de Dios. Dios ha hecho aquí algo en público, en la escena de la
historia del mundo, con la finalidad de que esto pudiera ser visto, que pudiera mirarse y ser recordado de
una vez y para siempre. Esta fue la acción más pública que jamás hubiera tenido
lugar. De este modo Dios ha propuesto a Jesucristo públicamente, como una
propiciación por la fe en su sangre.Esto nos conduce a una pregunta vital: ¿Por
qué hizo Dios esto? ¿Por qué ocurrió? ¿Qué fue (si se me permite preguntar con
reverencia) lo que condujo a Dios a hacer esto? ¿Acaso tuvo algún propósito en hacerlo? La mejor respuesta puede encontrarse
viendo los términos uno por uno. Luego los consideraremos como un todo y veremos exactamente, porqué el
apóstol sintió que era vital y esencial agregar esto a lo que ya había dicho.
En primer
lugar aparece el término “manifestar”, “para manifestación de su justicia”.
Esto significa: ‘mostrar’, ‘enseñar’, ‘dar una muestra evidente’, ‘probar’,
‘demostrar’. Dios ha hecho esto, dice Pablo, con el fin de que Cristo de este modo pudiera
rescatarnos, a través de dar una ofrenda propiciatoria. Sí, pero en adición a
esto, Dios está “manifestando” algo aquí, está mostrando algo, está enseñando y
dando una muestra evidente de algo. ¿De
qué? “De su justicia”. Debemos tener cuidado con esta expresión, porque este término está usado también en el versículo 21.
Es un tanto
desafortunado que el mismo término sea usado para referirse a dos ideas
ligeramente diferentes. En el versículo 21
esta palabra significa simplemente, “un camino de justicia”. “Mas ahora,
(dice) se ha manifestado la justicia de Dios sin la ley” (Rom. 3:21). En otras
palabras, lo que esto significa es, que se ha manifestado el camino de Dios
para hacer justos a los hombres, el camino de Dios para dar a los hombres
justicia.
Pero en el
versículo 25 no significa esto. En este versículo dice que Dios ha hecho algo a
través de lo cual, El manifiesta su
justicia; no la justicia que El nos da a nosotros, sino más bien la justicia
como uno de sus atributos gloriosos. Esta significa la equidad de Dios,
significa la rectitud judicial de Dios, significa la esencia moral, santa, justa y recta del
carácter de Dios. El dice nuevamente en el siguiente versículo 3 (vers.26):
“... para que él sea el justo, y el que justifica al que es de la fe (al que
cree) de Jesús”. Es decir, en la cruz
Dios está declarando su propia rectitud, su propio carácter justo, su propia
esencial e inherente rectitud y justicia.
La
siguiente frase es “atento a haber pasado por alto”. Dios está declarando su
justicia “con respecto a”, “a cuenta de” la remisión de los pecados pasados.
(Nota del Traductor: En la Versión en inglés
aparecen en el vers. 25 las palabras “for” y “remission” ‘To declare his
righteousness for the remission of sins that are past’, que se traduciría como:
‘para manifestar su justicia por la
remisión de los pecados pasados’. Este es el motivo por el cual el autor hace
los comentarios respecto a tales
palabras, y éstas no coinciden con las versiones en español; las cuales
traducen “atento a haber pasado por alto, en su paciencia, los pecados
pasados”.)
Vea la
palabra “remisión” en su Versión Autorizada y encontrará que esta palabra es usada
varias veces; pero si usted se toma la molestia de buscar la palabra usada en
el griego, usted hará un muy interesante descubrimiento acerca de la palabra
que el apóstol usó aquí (la cual es traducida como “remisión” en la versión en
inglés), descubrirá que este es el único lugar donde fue usada en todo el Nuevo
Testamento. El apóstol Pablo no la usó en ningún otro lugar y nadie más la usó
del todo. Hay otra palabra que es traducida también como “remisión”, y en sus
varias formas, usted puede encontrarla 17 veces en el Nuevo Testamento; pero esta palabra la cual tenemos
aquí en el vers. 25, es usada solamente una vez y en realidad no significa “remisión”, sino que significa
“pretermisión”.
Esta es una
palabra importante y debemos examinarla. ¿Qué significa “pretermisión”? ¿Qué
significa “pretermitir pecados” en distinción de “remitir pecados”? Esta es una
palabra que fue usada en la Ley Romana. Cuando uno la encuentra en la Ley
Romana, generalmente es usada en este sentido: Se refiere a una persona que ha hecho un testamento y ha
dejado a alguien fuera de su testamento. Imagine a un hombre haciendo un
testamento y dejando algo a varios de sus amigos. Pero hay un amigo al cual no
le dejó nada, esto es “pretermisión”. El
dejó a su amigo fuera de su testamento; no lo consideró.Esto significa, si
usted quiere, “pasar por alto”. Aquel hombre dio algo a todos sus parientes y
amigos, pero pasó por alto a uno, esto es pretermitir. Esta es la palabra que
es usada aquí en el vers. 25, “pasar por alto”, “excusar”, “no hacer caso de”,
“permitir que pase sin notarlo”, “ignorar intencionalmente”. Estos son los
significados que fueron dados a esta importante palabra la cual el apóstol
deliberadamente escogió en este versículo.
(Nota del
Traductor: El diccionario Larousse por Ramón García-Pelayo y Gross define la
palabra ‘pretermisión’ como: Omitir, pasar en silencio alguna cosa.)
Ahora,
cuando el apóstol hace una cosa como ésta, él debe haber tenido una buena razón
para hacerlo, no hizo tal clase de cosa accidentalmente. ¿Por qué no usó la
palabra que había usado en otras partes? ¿Por qué esta palabra aquí y solo
aquí? Y ¿Por qué esta palabra particular que significa “pasar por alto”? Claro,
debido a que obviamente el significado expresa la idea “pasar por alto”. Así que,
en lugar de traducir “por la remisión de los pecados pasados”, deberíamos leer:
“atento a haber pasado por alto, en su paciencia, los pecados pasados”, “por no
haber hecho caso intencionalmente, en su paciencia, de los pecados pasados”.
Podemos decirlo de otra manera. La diferencia entre “remisión” y “pretermisión”
es la diferencia entre “perdonar” y “no castigar”. Usted puede decir que esto
es una exageración, que esta es una distinción sin diferencia. Pero esto no es
así. Por supuesto, al final viene a ser la misma cosa. Si yo no castigo a un
hombre, en un sentido lo he perdonado y sin embargo, todavía no he hecho eso
completamente. Si yo perdono, ciertamente no he castigado; pero perdonar
significa más que no castigar. Entonces, este término “pretermisión”, “pasar por alto”, queda corto
con la palabra “remisión”; y este es el porqué es una pena que la Versión
Autorizada tenga “remisión” aquí, debiendo ser “pasar por alto” o “no hacer
caso intencionalmente”.4 La siguiente frase que veremos es “los pecados
pasados”. “Atento a haber pasado por alto los pecados pasados”. Otra vez la
Versión Autorizada no es tan buena como debería.
Tomando la
Versión autorizada usted podría llegar a la conclusión que el apóstol está
diciendo, que Dios pasa por alto los pecados “pasados”, los pecados pasados de
cualquiera; por ejemplo: mis pecados pasados, sus pecados pasados, “los pecados
pasados” en general.
Pero esto
no es lo que el apóstol estaba diciendo, esto no es lo que él quería decir. Una
mejor traducción aquí podría ser: “pecados que fueron cometidos antiguamente”.
El se está refiriendo a un tiempo muy
definido. Este es el tiempo que él contrasta en el siguiente versículo, con “en
este tiempo” (vers. 26). Hubo aquel
tiempo, luego este tiempo. El dice: ‘Dios ha propuesto a Cristo, en
propiciación por la fe en su sangre, para manifestación de su justicia, atento
a haber pasado por alto, en su paciencia, los pecados que fueron cometidos antiguamente, con la mira de
manifestar su justicia en este tiempo...’
¿Qué es lo que
él está viendo atrás? El está viendo atrás hacia la Antigua Dispensación. El
está diciendo que Dios pasó por alto
pecados bajo la antigua dispensación, bajo el pacto antiguo, en los tiempos del
Antiguo Testamento. Su punto es que Dios ha hecho esto, y ahora ha propuesto a
Cristo para hacer algo, acerca de lo que El hizo en aquel entonces.
Esto nos
trae a la última palabra que tenemos que considerar, la cual es la palabra
“paciencia” o “indulgencia”. ¿Qué es la paciencia o indulgencia? Paciencia
significa ‘autorefrenamiento’ (autocontrol), significa ‘discrepancia
permitida’, ‘tolerancia’. ¿Qué es lo que exactamente está diciendo aquí el
apóstol? Dice: “A quien Dios ha
propuesto, en propiciación por la fe en su sangre, para manifestación de su
justicia, atento a haber pasado por alto, en su autorefrenamiento o paciencia, los pecados que fueron cometidos
antiguamente...”
¿Qué quiere
decir esto? Lo que Pablo está diciéndonos es que este acto público que Dios decretó
y consumó en el calvario, tiene relación también con las acciones de Dios bajo
la dispensación del Antiguo Testamento, cuando Dios intencionalmente no hizo
caso, cuando Dios pasó por alto, por su autorefrenamiento y paciencia, los
pecados de su pueblo de aquel tiempo. Pero, ¿Qué es lo que todo esto significa?
Podemos responder en una manera muy interesante a esta pregunta, viendo la
misma clase de afirmación en otros dos lugares en el Nuevo Testamento. ¿Recuerda
usted cómo habló el apóstol Pablo a la congregación de los estoicos, los
epicúreos y otros en Atenas? El informe
nos es dado en el capítulo 17 del libro de Los Hechos de los Apóstoles,
comenzando particularmente en el
versículo 30. El apóstol elaborando su argumento dice: “Empero Dios, habiendo
disimulado los tiempos de esta ignorancia, ahora denuncia a todos los hombres
en todos los lugares que se arrepientan” (Hech. 17:30).
Observe
como él elabora su gran argumento. El dice, Dios no se ha dejado a sí mismo sin
testimonio a través de todas estas
generaciones y siglos. Dios ha dejado sus evidencias y señales. Y el propósito
fue que la gente pudiera buscar al Señor, “si en alguna manera, palpando, le
hallen; aunque cierto no está lejos de cada uno de nosotros. Porque en el
vivimos y nos movemos y somos; como también algunos de vuestros poetas dijeron,
porque linaje de este somos también. Siendo pues linaje de Dios, no hemos de
estimar que la divinidad sea semejante a oro, o a plata, o a piedra, escultura
de artificio o de imaginación de hombres.
Empero
Dios, habiendo disimulado los tiempos de esta ignorancia, ahora denuncia a
todos los hombres en todos los lugares que se arrepientan. Por cuanto ha
establecido un día, en el cual ha de juzgar al mundo con justicia, por aquel varón al cual determinó;
dando fe a todos con haberle levantado de los muertos” (Vea Hech.17:27-31).
El otro
pasaje es el versículo 15 del capítulo nueve de la Epístola a los Hebreos: “Así
que, por eso es mediador (Cristo) del nuevo testamento, para que interviniendo
muerte para la remisión de las rebeliones que había bajo del primer testamento,
los que son llamados reciban la promesa de la herencia eterna”. 5 Ahora, esto
es precisamente la misma cosa. Hebreos 9:15 dice exactamente la misma cosa que
el apóstol está mencionando en Romanos
3. Entonces, el verdadero comentario de nuestro versículo se encuentra en la afirmación de Hebreos, donde vemos que el
autor estaba ansioso de que sus lectores pudieran entender claramente acerca del antiguo pacto y de los
sacrificios y ofrendas que las personas ofrecían a Dios bajo este antiguo pacto. Ellos deberían entender y tener
muy claro en sus mentes, que estos sacrificios nunca fueron capaces de producir un perdón completo de
pecados; y que no podían expiar el pecado. Estos sacrificios podían hacer algo,
dice el apóstol, ellos fueron de valor para “la purificación de la carne”.
“...la sangre de los toros y de los machos cabríos, y la ceniza de la becerra,
rociada a los inmundos, santifica para la purificación de la carne” (Heb.9:13).
Pero estos sacrificios no podían hacer nada más. Ellos no podían tratar con la
consciencia.
Esta era la
dificultad, y todavía todo el problema es con respecto a la consciencia. Pero,
si la sangre de los toros y de los machos cabríos podía purificar la carne,
“¿Cuánto más la sangre de Cristo, el cual por el Espíritu eterno se ofreció a
sí mismo sin mancha a Dios, limpiará vuestras conciencias de las obras de
muerte para que sirváis al Dios vivo?” (Heb. 9:14). Lo cual “era figura de
aquel tiempo presente, en el cual se
ofrecían presentes y sacrificios que no podían hacer perfecto, cuanto a la
consciencia, al que servía con ellos; consistiendo solo en viandas y en
bebidas, y en diversos lavamientos, y en ordenanzas acerca de la carne,
impuestas HASTA el tiempo de la corrección. Mas (ahora) estando ya presente
Cristo, pontífice de los bienes que habían de venir...” (Heb.9:9-11) y así
sigue.¿Entiende el argumento? Lo que el apóstol está diciendo es que bajo el
antiguo pacto, bajo la antigua dispensación, no hubo provisión para tratar con
los pecados en un sentido radical. Eran simplemente medios pasajeros, como lo fueron, que duraron hasta
el tiempo señalado. Estos antiguos sacrificios y ofrendas daban cierta clase de
purificación de la carne, proporcionaban una purificación ceremonial, hacían
apta a la persona para acudir a Dios en oración. Pero no había sacrificio bajo
el Antiguo Testamento que tratara realmente con el pecado. Todo lo que estos
sacrificios hacían era señalar hacía adelante, al sacrificio que había de
venir, el cual realmente trataría con el pecado, limpiando las conciencias de
las obras muertas y reconciliando verdaderamente al hombre con Dios.
Lo que
usted quiere decir con esto, preguntaría alguno, es: ¿Acaso, que los santos del
Antiguo Testamento no eran perdonados?
Por supuesto que no. Ellos eran obviamente perdonados y ellos agradecieron a
Dios su perdón. Usted no puede decir ni por un momento que personas como
Abraham, David, Isaac y Jacob no fueron perdonados. Sin embargo, ellos no
fueron perdonados debido a estos sacrificios que fueron ofrecidos en aquel
entonces.
Ellos
fueron perdonados debido a que ellos
miraban hacía Cristo. Ellos no vieron esto claramente, no obstante, creyeron la
enseñanza, y ellos hicieron estas ofrendas movidos por la fe. Ellos creyeron en
las promesas de Dios, que un día El iba a proveer un sacrificio y por medio de
la fe, ellos se sostuvieron en esto. Pero
fue su fe en Cristo lo que les salvó, igualmente como es la fe en Cristo lo que
nos salva ahora. Este es el argumento. Pero, en un sentido esto nos deja con un
problema. Dios siempre se ha revelado a sí mismo como un Dios que aborrece el
pecado. El ha anunciado que castigaría el pecado, y que el castigo del pecado
era la muerte. El ha anunciado que el derramaría su ira sobre el pecado y sobre
los pecadores. Y sin embargo, aquí estaba Dios por siglos, aparentemente, y de
toda apariencia, yendo atrás acerca de Sus propias afirmaciones y de acerca de
Su propia Palabra. El parecía no estar castigando el pecado. El estaba
pasándolo por alto del todo. ¿Acaso Dios ha cesado de estar preocupado por
estas cosas? ¿Acaso Dios ha venido a ser indiferente hacia el mal moral? ¿Cómo
puede Dios pasar por alto el pecado de esta manera? Este fue el problema. Y fue
un verdadero problema. Es claro que la sangre de los toros y de los machos
cabríos, y las cenizas de la becerra no podían realmente perdonar el pecado. Y
sin embargo, Dios pasaba por alto estos pecados. ¿Cómo podía El hacer esto? ¿Qué
es lo que justifica esta “paciencia de Dios”?
Ahora, dice
el apóstol, Dios nos ha realmente explicado lo que El hizo en público delante
del mundo entero, en la escena y teatro del mundo entero, con Cristo en el
calvario. El retuvo su ira a través de siglos y no la reveló completamente
entonces; pero ahora, El la ha revelado completamente. El lo ha declarado
ahora. Pablo dice, “con la mira de manifestar” (Rom. 3:26), y repetiré que,
ésta era una de las cosas que estaban ocurriendo en la cruz. En la cruz, en el
monte calvario, Dios estaba dando una explicación pública de lo que El había
estado haciendo a través de los siglos.
Y a través de ello, al mismo tiempo, El estaba vindicando su propio eternal
carácter de justicia y santidad. ¿Cómo hizo Dios exactamente esto? ¿Cómo ha
hecho Dios esto en el calvario? ¿Cómo ha vindicado El su carácter? ¿Cómo ha
dado Dios una explicación de su “haber pasado por alto” los pecados en el tiempo antiguo, de su autorefrenamiento y tolerancia?
Hay una sola manera en la cual El podría hacer esto. Dios ha afirmado que
aborrece el pecado, que El castigará el pecado, que el derramará su ira sobre
el pecado, y sobre todos aquellos culpables de pecado. Por lo tanto, a menos
que Dios pueda probar que ha hecho esto, entonces El no es justo. Y lo que el
apóstol está diciendo es que, precisamente en el calvario Dios ha hecho esto.
El ha mostrado que aún aborrece el pecado, que El lo va a castigar, que El debe
castigarlo, que El derramará su ira sobre El. ¿Cómo mostró esto en el calvario?
Lo que Dios hizo en el calvario fue derramar sobre su unigénito y amado Hijo,
su ira contra el pecado. La ira de Dios que debería haber venido sobre usted y
sobre mí debido a que nuestros pecados eran sobre El.
Dios
siempre supo que El iba a hacer esto. Leemos en las Escrituras acerca del
“cordero que fue inmolado antes de la fundación del mundo” (Apoc. 13:8). Fue un
plan que tuvo su origen en la eternidad. Fue debido a que Dios sabía lo que iba
a hacer, que El fue capaz de pasar por alto el pecado durante todos esos siglos
que han transcurrido. De esta manera, usted puede ver, dice el apóstol, que
Dios es al mismo tiempo el Justo y El que justifica al impío que cree en
Cristo. Este era un tremendo problema, ¿Cómo podía Dios permanecer como Santo y
Justo, y tratar con el pecado tal como El dijo que lo iba a hacer y todavía
perdonar al pecador? La respuesta solo puede ser encontrada en la cruz del
calvario. Esto es una parte esencial de lo que es declarado a través de la
cruz.Dios tenía que vindicar lo que El había estado haciendo en el pasado bajo
el antiguo pacto. Pero El tenía algo más que hacer, nos dice en el versículo
26: “Con la mira de manifestar su justicia en ESTE TIEMPO”.
El ya nos
ha explicado cómo es que Dios pudo pasar por alto todos esos pecados en el
pasado. Pero, ¿Cómo trata con el pecado ahora? ¿Cómo tratará con los pecados en
el futuro? La respuesta está también allí en la cruz del monte calvario. La
enseñanza en otras palabras es esta: La cruz en el calvario, la muerte del
Señor Jesucristo, tal como el apóstol Juan señala en su Primera Epístola
(1Jn.2:2), “es la propiciación por nuestros pecados; y no solamente por los
nuestros, sino también por los de todo el mundo”.
(Nota del
Traductor: En este versículo la palabra mundo significa que Cristo murió por
los pecados no solo de los judíos, sino también de los gentiles. Como dijo la
samaritana, El es “el Salvador del mundo” y no solo del pueblo israelita. Note
el paralelo del versículo en la Primera Epístola de Juan y el pasaje de (Jn.
11:51-52). Note también el uso paralelo de la palabra gentiles y mundo hecho
por el apóstol Pablo en Rom. 11:11-12. Este uso fue muy necesario debido al
recalcitrante prejuicio judío hacia los gentiles, el cual era tanto, que el
solo oír la palabra “gentil” les molestaba grandemente (vea Hech.22:21-22).
Este es el significado de la palabra mundo aquí; de otro modo, si se
argumentara que la muerte de Cristo abarcó a todos y cada uno de los miembros
de la raza humana, entonces, estaríamos diciendo que los incrédulos se van al
infierno “con la cuenta pagada” o que Dios castiga doble el pecado, es decir,
en su propio Hijo y en el pecador. Además, es necesario tomar en mente que
Cristo no sufrió por los pecados de ninguna persona que ya estaba en el
infierno cuando El murió. Si el lector está interesado en comprender el
propósito y alcance de la expiación de Cristo, le recomendamos la lectura del
libro de “Vida por su Muerte” del Dr. John Owen).
Los pecados
fueron tratados de una vez por todas en la cruz. Es en la cruz que fueron
provistos los medios para que todos los
pecados bajo la antigua dispensación, los pecados que El había perdonado a
Abraham, 7 Isaac, Jacob y todos los creyentes del Antiguo Testamento, pudieran
ser de este modo ‘pasados por alto’.
Sus pecados
estaban incluidos en el monte calvario. Sí, dice Pablo, y los pecados que están
siendo perdonados ahora, también fueron tratados allí. Y todos los pecados que
serán cometidos también fueron tratados
allí. Este es el asombroso asunto acerca del Cristo del calvario, El murió ‘de
una vez por todas’ este es el gran argumento
de la Epístola a los Hebreos, usted lo recuerda. Los otros sacrificios tenían
que ser ofrecidos día tras día. Había una sucesión de sacerdotes y ellos tenían
que ofrecer sus sacrificios frescos cada vez. Pero este hombre (Jesucristo) ha
ofrecido por los pecados “un solo sacrificio para siempre” (Heb.10:12). El ha
tratado con todos los pecados de su
pueblo allí. No se necesita ninguno más. No se necesita otro nuevo sacrificio,
este ha sido hecho una sola vez y para siempre (vea Heb.7:27). Dios los puso
todos sobre El allí en la cruz; los pecados que usted aún no ha cometido ya han
sido tratados allí.
Este es el
significado del perdón y solamente esto. Tiempo pasado, pecados cometidos
antes, pecados cometidos ahora y en todo tiempo; ésta es la justificación
provista por Dios para perdonar cualquier pecado donde quiera que se haya cometido.
Esto es lo
que el apóstol está diciendo aquí. Todo pecado es perdonado sobre estas bases y
solo sobre éstas. La cruz declara que Dios es “el justo y el que justifica al
que es de la fe de Jesús” (Rom. 3:26). Déjeme ponerlo de esta manera. La cruz del calvario
no manifiesta meramente que Dios nos perdona. Hace esto, pero gracias a Dios,
esto no para allí. Si la cruz solamente pusiera de manifiesto esto, el apóstol
podría haber terminado el versículo con
la palabra “sangre” (vers.26) y no habría necesidad de más. Pero él no se
detiene allí, sino que sigue adelante. Continúa en el versículo 25 y además
añade el versículo 26. ¿Por qué? Porque la cruz no es solamente la
manifestación de que Dios está listo para perdonarnos. Otra manera en que puedo
explicarlo es lo siguiente: La cruz no fue puesta meramente para influirnos.
Aunque esto es lo que la enseñanza popular nos dice. Nos dice que el problema
con la raza humana es que ellos no conocen el amor de Dios, no conocen que Dios
ya está listo para perdonar a todo el mundo. ¿Cuál es entonces el significado
de la cruz? Bien, ellos nos dicen que es Dios diciéndonos que El nos ha
perdonado;
y luego, cuando vemos a Cristo muriendo en la cruz, esto quebrantará nuestros
corazones y nos conducirá a ver esto. La cruz, de acuerdo con ellos, es
dirigida solamente a nosotros y nos está hablando a nosotros. Pero, la cruz
tiene un propósito mayor que éste y logra esta otra cosa también. Nuestro
perdón es solo una cosa; pero hay algo que es infinitamente más importante.
¿Cuál es? Es el carácter de Dios. Entonces, la cruz, además de decirnos que
éste es el camino de Dios para hacer posible el perdón, nos dice que el perdón
no es una cosa fácil para Dios. Hablo con reverencia. ¿Por qué el perdón no es
una cosa fácil para Dios? Sencillamente porque Dios no es solamente amor, Dios
también es justo y recto y santo. El es luz, y en él no hay ningunas tinieblas
(1Jn. 1:5). El es tanto recto y justo, como también amor. No estoy poniendo
estos atributos uno contra otro. Estoy diciendo que Dios es todas estas cosas
juntas, y usted no debe dejar fuera una por otra.
Entonces,
la cruz no nos dice solamente que Dios perdona, nos dice que esta es la manera
de en que Dios hace posible el perdón. Esta es la manera en la cual
comprendemos el cómo Dios perdona. Iré más lejos: ¿Cómo puede Dios perdonar y
permanecer aún como Dios?
(Nota del
traductor: Es decir como un Dios justo y santo que no tendrá por inocente al
malvado.) Esta es la cuestión, y la respuesta es que la cruz es la vindicación
de Dios. La cruz es la vindicación del carácter de Dios. La cruz no solamente
nos muestra el amor de Dios más gloriosamente que ninguna otra cosa, también
nos muestra su rectitud, su justicia, su santidad, y toda la gloria de sus
eternos atributos.
Todos ellos
pueden verse brillando juntos allí en la cruz. Si usted no los ve allí a todos
ellos, usted no ha visto la cruz. Este es el porque debemos rechazar totalmente
la así llamada “teoría de la influencia moral” de 8 la expiación, la cual he
estado describiendo. Esa teoría la cual nos dice que todo lo que la cruz tiene
que hacer, es quebrantar nuestros
corazones y luego conducirnos a ver el amor de Dios.
Por encima
y más allá de esto, dice Pablo, Dios está manifestando su “justicia, atento a
haber pasado por alto, en su paciencia,
los pecados pasados”. Si la cruz no es más que la manifestación de su amor,
entonces ¿Porqué dice esto? No, dice Pablo,
la cruz es más que esto. Si la cruz está proclamando solamente Su perdón, entonces nosotros tendríamos derecho a
preguntar, si todavía podemos depender de la Palabra de Dios, y si el es justo y recto. Esta sería una
buena pregunta debido a que, repetidamente en el Antiguo Testamento, Dios ha afirmado que El aborrece
el pecado, y que El lo castigará, y que el salario del pecado es la muerte. El carácter de Dios está
involucrado en todo esto, Dios no es un hombre. Algunas veces nosotros pensamos
que es algo maravilloso para las personas decir una cosa, y luego hacer otra.
Los padres dicen a sus hijos, ‘Si tú haces tal cosa, no te daré dinero para que
compres tus dulces’. Entonces el niño hace aquello, pero el padre dice, ‘Bueno,
está bien’, y enseguida le da dinero para gastar. Esto, llegamos a pensar, es
amor y perdón verdaderos. Pero Dios no se conduce de esta manera. Dios, si
quizás puedo decirlo de este modo, es eternamente consistente consigo mismo. No
hay contradicción en El. El es el “Padre de las luces, en el cual no hay
mudanza, ni sombra de variación” (Stg.1:17). Todos estos atributos están y
deben ser vistos brillando como diamantes en su carácter eternal, y todos deben
ser mostrados. En la cruz todos ellos son manifestados. ¿Cómo puede Dios ser
justo y justificar al impío? La respuesta es que El puede, debido a que en la
cruz ha castigado los pecados de los pecadores impíos en su propio Hijo. El ha
derramado Su ira sobre El, “...el castigo
de nuestra paz sobre él; y por su llaga fuimos nosotros curados” (Isa.53:5).
Dios ha hecho lo que dijo que El haría; El ha castigado el pecado. El proclamó
esto por todas partes a través de todo el Antiguo Testamento, y El ha hecho lo que dijo que El
haría. El ha mostrado que El es justo y recto. El ha hecho en la cruz una
declaración pública de esto. El es justo y puede justificar, debido a que
habiendo castigado a otro en nuestro lugar, El puede perdonarnos gratuitamente.
Y El lo hace así.
Este es el
mensaje del versículo 24: “Siendo justificados (considerados, declarados,
pronunciados ‘justos’) gratuitamente por su gracia, por la redención (el
rescate) que es en Cristo Jesús; al cual Dios ha propuesto en propiciación por
la fe en su sangre” (Rom. 3:24-25). De este modo el declara su justicia por
haber pasado por alto estos pecados en
su tiempo de autorefrenamiento. “Con la mira de manifestar” su justicia
entonces, y ahora, y siempre al perdonar pecados. De esta manera El es, el
único y al mismo tiempo, el justo y el que justifica al que es de la fe de Jesús.
Tal es la
grande, gloriosa y maravillosa afirmación. Asegúrese de que éste sea su punto
de vista, y de que su entendimiento de la cruz, incluya la totalidad de ella.
Examine su punto de vista acerca de la cruz. Donde está la afirmación acerca de
“manifestar su justicia” y siga adelante, póngalo en su pensamiento: ¿Es esto algo que usted simplemente se salta y dice:
‘Bien, no sé qué es lo que esto quiere decir; todo lo que yo sé es que Dios es amor y que El perdona’? Pero,
usted debería saber el significado de esto, porque esta es una parte esencial del
glorioso Evangelio.
En el
calvario Dios estaba haciendo un camino de salvación para que usted y yo
pudiéramos ser perdonados. Pero El tuvo que hacerlo de tal manera que su
carácter quedara inviolable, que su eterna consistencia permaneciera absoluta e
inquebrantable. Una vez que uno comienza a contemplar un asunto como éste, se
da cuenta que ésta es la más tremenda, la más gloriosa, la más asombrosa cosa
en el universo y en toda la historia humana. Dios está declarando en la cruz lo
que El ha hecho por nosotros. Y al mismo tiempo está mostrando su propia
grandeza eternal y gloria, declarando que El “...es luz, y en él no hay
ningunas tinieblas” (1Jn.1:5). “Cuando
contemplo la maravillosa cruz...” dice Isaac Watts, pero usted no podrá ver lo maravilloso
de ella, hasta que usted la contemple realmente a la luz de esta gran
afirmación del apóstol. Dios estaba mostrando públicamente en la cruz de una
vez y para siempre, Su eterna justicia y Su eternal amor. Nunca debemos separar
la una del otro, porque siempre permanecen juntos y pertenecen ambos atributos
al glorioso carácter de Dios.